jueves, 11 de marzo de 2010

La tierra

Llegar a la tierra propia. Extraño, tal vez, que fue el Uruguay el que me dio ese regalo. A mí no me sorprende. Al cruzar la frontera, una avenida en el Chuy, con los últimos reflejos del día, sentí una emoción muy honda, y que pocas veces había vivido: la de llegar a mi tierra.

Comenzó en los campos gaúchos, sur de Rio Grande do Sul. El horizonte estirado, los verdes pálidos e intensos, ondulados. Las nubes. El aire. Los caminos vacíos, nostalgiosos. Sobre todo, al atardecer prolongado y sin apuro.

Luego, al bajar del ómnibus, un hombre en la calle, barba, mate y pucho. El frío del fin de la tarde. El castellano.

Por la noche, ya, una parrillita, la primera en mucho tiempo. Copa de vino, tira de asado, pan con manteca antes que llegue la comida. En la televisión, partido de fútbol. Brindis con todos los que llevo adentro. Salud.

Extraño, tal vez. Pero no me sorprendió. El Uruguay es, para mí, esa patria intocable que se hace con la infancia. Y varias cosas más. Un lugar muy querido. Y que, en ese cruce, fue la tierra. La tierra.

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en el medio del campo
una casa de ladrillos
solitaria.

dos ventanas, una
encima de la otra
miran largas al sol que se pone.

entre los postes
camina el silencio.


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en la punta, donde
el agua llega mansa hasta el malecón,
compré medio quilo de mejillones.

con vino blanco, ajo
y perejil, me dijo
la vendedora
que tengo que cocinarlos.

salvo lo del vino
recordaba el resto, pero aún
así esas conversaciones
afables, mínimas
son siempre reconfortantes.


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el sol demora
en esconderse, está clavado
en la orilla del cielo.

las gaviotas no lo miran
pero lo sienten, parece.
y algunas, al abrigo
de la última luz, conversan
en parejas.

pasa un velero.

la isla se ve larga y antigua.

un hombre mayor señala
al este, y dice
a su nieto: mirá
ya salió la luna


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la mañana, fría, flota
en un halo de transparencia.

el rocío se demora
aún en el pasto
y cuando regreso de caminar
por el jardín, la sombra
de mis pies se dibuja
perfecta en las piedras.

un zorzal pasea por el suelo
con la elegancia
de la sencillez.

1 comentario:

  1. me hace gracia pensar que te sentiste en tu tierra estando acá, en uruguay, pero que se nota que no sos uruguaya cunando decís "el" uruguay, ya que nosotros no lo usamos, y ultimamente con la copa américa jorobamos bastante con que los vecinos dicen "la argentina" ... esas cosas siempre me llaman la atención cuando me junto con mis amigos de enfrente :)

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