lunes, 11 de enero de 2010

De un equipo muy particular

Días antes de subir al barco fuimos a averiguar por pasajes, precios y conocimos a un flaco que vendía pasajes y que estaba a un ritmo casi insoportable para los demás, muy acelerado todo el tiempo y que nos volvimos a encontrar ya con el pasaje comprado cuando subimos al barco.
Al día siguiente salimos un rato y lo vemos que viene a hablarnos (en esa todo el tiempo la gente te pregunta si querés comprar pasajes) yo le digo que ya tenemos pasaje pero me dice que no me viene a hablar de eso, que en un rato van llegar unos hatianos y que quiere que le haga de traductor, le pregunto si hablan inglés y me dice: sí sí, con seguridad!
Nosotros ya estábamos contentos. Nunca habíamos visto un hatiano, ya iba a ser una experiencia nueva, conocer a alguien de una nacionalidad poco común de conocer.

Poco tiempo después viene efectivamente el chabón este, con su característico acelere y no con uno ni con dos, con siete hatianos a sus espaldas. Muy grosa imagen. Y no hablaban nada de inglés, había dos que entendían bastante bien el español. "Bastante bien"
La cuestión es que lo único que me hizo decirle es que salía a las 18hs y que tenían que comprarse sus hamacas para dormir.
No sabemos si es que no entendieron o no les importó. Pero eso se verá después.
Esa noche, la segunda que pasamos en el barco fue increíble, fue la única en la que la música se terminó temprano y nos pusimos a tocar y cantar muy tranqui ahí en la cubierta. Se empezaron a acercar algunos de nuestros amigos y uno pidió tocar. Tocó cosas muy interesantes, estaba bueno, los otros se le cagaban un poco de risa y vinieron todos. Llegó el ya famoso evangélico polémico y se pusieron a intercambiar por medio nuestro, canciones de jesús y preguntas como: a ver, preguntales cómo dicen jesucristo. Y cómo dicen espíritu santo. Nosotros no lo podíamos creer la verdad. Después llegó el intento evangelizatorio relatado en otra entrada y llegó la hora de irse a dormir. Hubo varios que durmieron en hamaca y dos que durmieron en el sopi. Muy tranquilos.
Luego ocurrió el altercado también relatado por mi compañero con el borracho insoportable, que quiero aclarar que yo no dormía, también me despertó. Está bien que duermo profundo pero con semejante salame no es tan fácil y ahí nosotros teníamos la esperanza de que se levantara un haitiano y le pusiera un buen golpe que lo dejara callado al menos por esa noche, cosa que no ocurrió pero logramos seguir durmiendo después de un buen rato.

Nosotros estábamos chochos, SIETE!!! Entienden eso? SIETE.
Realmente, había equipo. Y se comportaban de una manera un poco rara. Se quedaron todo el tiempo por ahí, hasta el horario de salida, no los vimos comer practicamente ni comprar nada y eso que en el barco sólo dieron una de las comidas que debían dar por el atraso, al otro día el almuerzo no les importó.
Salió el barco finalmente y llegó la noche.
Las hamacas que habían usado el día anterior eran ajenas, cosa que nos enteramos ese día. Las habían puesto unos que fueron el primer día y las dejaron ahí, para ocupar el lugar.
O sea, los haitianos no tenían dónde dormir!
Porsupuesto luego de que estábamos todos en nuestras hamacas se empezaron a acomodar en el piso, de a poquito. Imagínense. Siete haitianos que supuestamente van a Guyana Francesa a trabajar en la construcción, viajando en un barco de Porto Velho a Manaos durmiendo en el piso.
Nosotros llegamos a la conclusión de que teníamos que tener una foto con ellos. Realmente, no cualquiera conoce un haitiano y menos SIETE.
Finalmente, luego de bastante viaje, de verlos bailando a la noche, leyendo la biblia, durmiendo en el piso.
La última noche, en un momento que no prometía, vimos a cinco juntos y dijimos: este es el momento!
Les dijimos de sacarnos una foto, aceptaron gustosos, incluso se acercó el sexto que se ve que se enteró y no se lo quería perder, el fotógrafo ocasional estaba entusiasmado, sabía que era uno de los momentos más importantes que iba a vivir en ese viaje en barco y quizás en su vida. Y quedó registrado, para la posteridad ese encuentro fundante en nuestras vidas.
Ahora, faltaba uno. Eran 7 y había sólo 6 en ese momento.
Ustedes se preguntarán quién es ese personaje extraño que está al lado mío en la foto agarrándome cariñosamente.

La asunción de la polemicidad.
(luego de dejar descansar este texto estuve pensando en algo que sentía al escribirlo y decidí que me dieron ganas de blanquearlo.
Es muy polémico poner que estamos contentos y orgullosos de haber conocido SIETE haitianos. Lo sé. Pero también nos pasa. É así la polemicidad vive dentro nuestro. Y por momentos parece que estuvieramos hablando de animales de la selva que no podemos creer haber conocido pero pasa che. Qué se le va a hacer.)

1 comentario:

  1. Ayer, mientras leía esta entrada, en la televisión pasaba una devastadora noticia sobre Haiti. Que bueno que no blanqueaste este tu texto. Ahora se lee como un homenaje a siete hombres. Son siete valientes, por eso emociona y te sorprende, siete viajeros que a cuestas llevan la valentía que solo los que han vivido mucho y muy mal pueden cargar.
    Muy polémico lo tuyo y lo de la intuición.
    Alba

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