lunes, 25 de enero de 2010

el mar

jugar con las olas. dejar que me levanten en el aire y me dejen caer de nuevo en el agua.

caminar mojando los pies, cantando una cantiga de caymmi. o mar, quando quebra na praia, é bonito. é bonito.

entrar al agua por la noche, encontrar el abismo en espejo, hondo, inentendible. y respirar, contento. "homme livre, toujours tu cherirás la mer"

el gusto de la sal, en los labios, en la lengua. oler con toda la piel.

mirar todas las formas de la espuma, desarmada y vuelta armar, cuando revienta el agua.

escuchar, escuchar, escuchar. aprender el silencio.

al fondo, los barcos, los ojos del mar. el horizonte.

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por la noche fui hasta la playa.

me bañé en el mar
y al salir me senté
en la arena.

en una línea de espuma filosa
las olas
al acercarse al límite
entre tierra y agua
corrían, despareciendo, hacia el sur.

pasó una gaviota
blanquísima entre lo negro
volando veloz e inquieta
en esa dirección.

no la pude seguir
ni quise
ni supe, tampoco
a dónde estaba yendo.

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llegamos al mar. largo tiempo esperado. y no decepcionó.

nuevamente siento que el mar es mi casa. y no tengo tantas palabras estos días.

sí silencios. variados. distintos. y me encuentro lindo con ellos.

luego de varios días de escribir mucho, mucho, necesario callar. o dejar que las palabras salgan más torpes.

y también compartirlas, esas. el balbuceo.

acá estoy.

3 comentarios:

  1. bienvenidos los silencios a los que el mar invita. Me emociona esa emoción por el mar, esa herencia que viene por linea paterna, esas sensaciones compartidas con papá, que yo más contemplé que compartí. Y fue siempre un hermoso contemplar.
    Disfrute hijo mío. ya falta poco para el abrazo.

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  2. Como nos revolcó el mar...

    Ya se viene ese relato.

    MAMITAAAAAAAA

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  3. vuestros padres, ambos, tienen h9ostorias de revolcones de mar!!!!! que herencia!!!

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