domingo, 10 de enero de 2010

En el agua





Hoy llegamos a Manaos. El barco arribó por la madrugada, nos quedamos durmiendo hasta que hubo luz. Y salimos.

La ciudad es bella. Y hace rato que quería conocerla. Estoy contento, estamos contentos.

Pero lo que quiero escribir ahora es que amo viajar en barco. Surcar los ríos (elijo deliberadamente la frase hecha: como trabajar la tierra, hacer un surco en el agua, y sentir que en ese surco voy dejando semillas, adentro y afuera). No es la primera vez de viaje largo: fue por primera vez en Perú, por el Huallaga, el Marañón y el Amazonas. Luego Paraguay, en el río del mismo nombre, ida y vuelta y con grandes aventuras. En Bolivia fue el Mamoré, desde Puerto Villarroel hasta Trinidad.

Ahora, Brasil, viene por partida doble. Desde el Madeira hasta el Amazonas, nuevamente, de Porto Velho a Manaos, con el Dois Irmâos. Y pronto seguir el curso del Amazonas hasta Belêm do Pará.

El camino del mar.

Embarcado, florecen las palabras. Aún así, no es fácil contar. Para el rally, aposté al relato. Acá serán estampas, fragmentos, ventanas. Sin ningún orden más que el que fue saliendo.

Bienvenidos.

Adelante.

Como en casa.

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De todos los colores

a todo volumen
al río y la noche los apagan
a palazos de un intento, pobre
de sertaneja enlatada.

hamacacontramacantramaca
y del techo un tendal de remeras,
shorts, carteras, toallones
corpiños, bolsas, cuerdas
debajo de los salvavidas.

hay de todos los colores.

la gente acá no ríe
ni canta. algunos
toman cerveza de lata
y ponen cara de macho de américa
pentacampeâo.
las mujeres no. algunas
como mucho, fuman.

el madeira, ancho, la selva
bien gracias, otro día, acá no llega
el cable, la national geographic.

con la poesía
hago un agujerito
para sacar la mano y agarrar
eso todito. y darlo vuelta,
tomá.
o para lijarlo a carcajadas
de los ojos,
aunque sea. o también
y por lo menos
para respirar.

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Otro arrabal

siete haitianos, negros lindos
se subieron al barco
esta tarde. alguno
que otro habla castellano.
pero poco.

hasta ahora, no logramos descifrar que hacen acá
yendo, un miércoles de enero
de porto velho a manaos

¿son vendedores de alguma coisa?
¿viajeros locos?
¿están perdidos?
¿son superhéroes, o andan
atrás de alguna misión trascendental?

por lo pronto, nos sorprendieron.

es la primera vez que oigo hablar creole
y tiene bastante de la magia
arrrabalera que había imaginado.

no se cómo llegaron
ni dónde irán.

pero me alegra
mucho tenerlos, de compañeros
de travesía

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(nos enteramos luego algunas cosas, no tantas. aparentemente, viajaban hacia guyana francesa, porque ahí piensan conseguir trabajo en la construcción. se gana en euros, por eso. según dijeron, vinieron por dominicana, panamá, venezuela, ecuador, luego brasil, y siguen camino. la primera noche, tocando nosotros la guitarra, se acercaron y uno de ellos cantó algunos temas en creole. luego, seguimos teniendo buena onda, saludándonos, cada tanto conversando.
el primer acercamiento había sido porque un agente de los que venden pasajes nos pidió que fuésemos traductores del inglés al portugués. claro que inglés no hablan, ellos.
la segunda noche que dormimos en el barco, que fue cuando llegaron, había hamacas vacías, de gente que las dejó ocupando su lugar y volvió a dormir a la ciudad. ahí durmieron ese día. los siguientes, muy tranquilos, en el piso.
la última noche nos sacamos una foto. se pusieron muy pero muy contentos. ya vendrá. es de las mejores fotos que tenemos del viaje. a ver, ¿quién de ustedes tiene una foto con seis haitianos y un italiano que está, como extra, reemplazando al séptimo?)

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Mi barco

soy el marinero perdido y sonriente
que late con las olas, aún tierra adentro.
me alimento
de los sonidos que guardan
los recovecos del viento
y de los amores secretos
que los seres de este
y otros mundos guardan en sus ojos. cuando llueve
me escurro en las gotas y me adormezco
para que cuando pasen por mis brazos
mis ojos, mi cara
lleven a mi patria única algo de mi sudor y mi llanto.
se hacer crecer los frutos
de algunos árboles
que no conozco. por eso
nunca los hallo y dejo a otros los restos
de esa dulzura. algún día
tal vez
encuentre mi barco. amarrado
en las playas del este que se horizonta
hacia dentro, largo. entonces
tendré una casa
para que la noche duerma
conmigo, bajo las estrellas.

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Afuera y adentro

afuera las estrellas
el río, noche negra
y una luz, cada tanto, de una casa / de otro barco
o un puesto de garimpeiros.
adentro las hamacas
que son demasiadas
decididamente,
el motor que ensordece,
la música, que también.

en un rincón del silencio
de la proa, dos chicos, casi adolescentes
conversan y se miran
a los ojos. un hombre solo
y parado lee la biblia, algunos
en la mesa, juegan a las cartas. otros
en cubierta bailán forró.
son pocos. con el ritmo
también baila uno de los haitianos.
tiene una remera azul, sonríe
y muestra los dientes.

somos pocos los que no dormimos.

una pareja con remeras de jesús
te amo miran las estrellas.
estarán contentos con la obra de dios, admirando.
otro cristiano que quiso, la otra noche
evangelizarnos, se chamuya a una chica
que pasa en su hamaca el día
leyendo la biblia y escribiendo un diario
personal.

por el río madeira navegan, también
troncos. ellos
le dieron el nombre.

del techo del barco
cuelgan toallas de todos los colores.

hay café, si alguien
quiere tomar.

en un rato apagan la música
y voy a poder irme a dormir. antes
igual, afuera
me voy a meter un rato en el viento
y ver si pasa alguna estrella fugaz.

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La biblia y la birra

pareciera, en este barco
que el que no lee el libro
de jesús y sus andanzas
pasa el día entre lata y lata
de skol: a cerveja que desce redondo.

aunque algunos quedan a medio camino
o directamente fuera
del recorrido
entre espuma y palabra divina
pareciera que es esa tensión
la que nos lleva río abajoo
motor mediante, esa fuerza pendular
de estos dos sonidos
que tan rara
e inopinadamente se parecen.

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Los colores

pasamos horas mirando
el paisaje, barco afuera.

el marrón manso
y turbulento. los verdes
múltiples y enracimados. las encrucijadas
aéreas de grises,
celestes, blancos.

las nubes: velas,
esponjas, alfombras, flechas.

por la noche / todo negro

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Mi vecino de hamaca

mi vecino de hamaca
tiene rulos
y una remera de flamengo
que este año salió campeón.

cuando se la saca, por toda
la espalda y llegando
hasta el pecho y la panza
muestra un tatuaje enorme
de una serpiente.
muy feo.

desde la mañana
hasta la noche toma
pinga en un vasito metálico.

en navidad, me cuenta, perdió
de borracho, billetera, tarjeta
y documentos. por eso viaja
hacia la casa de su madre.

está triste, mi vecino.
de hamaca. aunque pone
cara de que no.

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El viento

(para mi amigo el Mago)

una morena linda, en los diecialgo
se acercó esta tarde a la proa
y apoyada apenas en la baranda
se quedó mirando el río.

el viento, que sabe de delicadezas
le entalló el vestido
blanco y violeta
sobre el cuerpo despierto, ondulaciones.

da más ganas, ahora
de mirar al oeste
que al este.

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Partitura

al crepúsculo
varias nubes
hacia el noroeste
se afinaron, como líneas.

es una partitura.

la melodía
va cambiando
segundo a segundo.
la escriben los pájaros.

3 comentarios:

  1. Bemvindos a Manaos!!!! Parece que el viaje hizo estallar en tu alma la poesia, y que linda poesía. Da gusto leerla. Y da gusto recibir noticias relatadas de este modo. A seguir el camino del mar!!!!!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias por la invitación.
    Un viaje en barco , junto a muchos ríos y muchos viajes. hermosas sensaciones y mas bellos aromas. La noche con sus oscuridad de colores acompaña el relato
    hermosos relatos
    pp

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